El asma es la principal y más frecuente enfermedad crónica entre los niños y adolescentes de la mayoría de los países industrializados. En España, afecta entre el 10 y el 15% de los niños (as) mayores de cuatro años, elevándose este porcentaje hasta el 30% cuando se consideran los niños de pocos meses a dos años, aunque en este rango de edad se habla de “síntomas asmáticos” más que de asma, debido a la imposibilidad de realizar, en niños tan pequeños, las pruebas funcionales necesarias que confirmen el diagnóstico de asma.Los síntomas asmáticos, aunque pueden aparecer a cualquier edad, tienden a presentarse con mayor frecuencia en los primeros 5 años de vida, en particular (25% de los casos) durante el primer año de edad. Por tanto, representan los problemas respiratorios más comunes en la población infantil.
El asma se refiere a la inflamación de las vías respiratorias ante la presencia de una amplia variedad de desencadenantes (infecciones virales, alérgenos, ejercicio, humo del tabaco y aire de mala calidad) que dificulta la circulación del aire por los bronquios, provocando la aparición de tos, silbidos en el pecho y dificultad para respirar, entre otros síntomas.La inflamación y obstrucción de las vías respiratorias se produce como respuesta o “hipersensibilización” ante la presencia de estímulos desencadenantes. Esta inflamación hace que los bronquios se contraigan y estrechen, de manera que el aire circula con dificultad por los pulmones y provoca la aparición de los síntomas asmáticos.
Entre los desencadenantes de las crisis asmáticas o su reanudación, en los lactantes y niños con asma, las infecciones virales derivadas de la exposición a virus catarrales por el descenso de las temperaturas, propio de los cambios estacionales (verano a otoño), son consideradas la principal causa. Diferentes estudios han mostrado la alta prevalencia de estas infecciones víricas entre los niños durante esa época del año. Sin embargo, hay que recordar que, en algunos casos es imposible detectar los desencadenantes responsables de las crisis asmáticas.
¿Qué datos debemos tener en cuenta acerca del asma?
Es una enfermedad que no tiene cura en la actualidad, aunque sí tiene tratamiento y en algunas ocasiones puede desaparecer espontáneamente a medida que los niños van creciendo.
Es una enfermedad que no tiene cura en la actualidad, aunque sí tiene tratamiento y en algunas ocasiones puede desaparecer espontáneamente a medida que los niños van creciendo.
Es una enfermedad en la que, según demuestran numerosos estudios, existe una predisposición genética para que se desarrolle. Esto explica por qué en una familia puede haber varias personas asmáticas y por qué la probabilidad de tener asma aumenta si alguno de los progenitores lo padece.
NO es una enfermedad infecciosa y, por tanto, NO es contagiosa. Las enfermedades infecciosas como una gripe o un catarro pueden actuar como desencadenantes de un ataque de asma en niños asmáticos.
Es una enfermedad en la que la aparición de los síntomas ocurre con diferentes frecuencias en cada paciente (Ej: cada semana, cada tres meses), mejorando de forma espontánea o en respuesta a la medicación e intercalándose con periodos asintomáticos. Eso no quiere decir que la enfermedad haya desaparecido, por lo que el tratamiento debe mantenerse para evitar la aparición de nuevas crisis.
Es una enfermedad que puede presentarse con diversos niveles de gravedad:
1. Asma intermitente: Se observan síntomas esporádicos y ausencia de ellos entre las crisis (asintomático entre crisis).
2. Asma persistente leve: Cuando los síntomas aparecen más de una vez a la semana pero permiten al paciente llevar una vida normal.
3. Asma persistente moderado: Cuando los síntomas son frecuentes y en ocasiones pueden impedir llevar una vida activa normal.
4. Asma persistente grave: Cuando los síntomas son continuos y no permiten llevar a cabo actividades cotidianas.
El tratamiento de los síntomas asmáticos debe ser determinado por indicación médica y se basa en dos tipos de medicación:
1. Tratamiento “de fondo” o continuado: Constituido por la medicación antiinflamatoria que se debe tomar todos los días para controlar la enfermedad y prevenir la aparición de síntomas.
2. Tratamiento “de rescate” o “a demanda”: Constituido por la medicación broncodilatadora de acción corta que solamente se toma ante la aparición de síntomas para ayudar rápidamente al paciente a recuperar su respiración normal. Es importante tener en cuenta que la utilización continuada del tratamiento de recate puede indicar una falta de control de la enfermedad, por lo que es oportuno consultar al médico y que él valore la posibilidad de replantear el tratamiento de fondo.
Los niños y adolescentes que padecen asma pueden llevar una vida perfectamente normal y libre de síntomas si su enfermedad está bien controlada y evitan los desencadenantes de la misma. Aunque el asma es una enfermedad crónica no tiene por qué disminuir la calidad de vida de quien la padece, siempre y cuando se tomen y cumplan las medidas terapéuticas y de seguridad (tratamiento) que indica el médico. Si la familia abandona los cuidados correctos, los síntomas volverán.
PAUTAS PARA UN CONTROL EFICAZ DE LOS SÍNTOMAS ASMÁTICOS:
• Evitar los desencadenantes de las crisis de asma (cuando son conocidos).
• Tomar, de forma correcta, la medicación que controla la enfermedad para prevenir la aparición de síntomas.
• Aprender a reconocer los síntomas y tratarlos en cuanto aparezcan.
• Llevar un control por escrito de la evolución de los síntomas para poder informar al médico del día a día del niño (“diario del asma”).
• Informar a la guardería o al colegio que el niño (a) es asmático y explicarles qué tienen que hacer en el caso de que tenga una crisis, dándoles medicación de rescate e instruyéndoles en su uso. Con la edad el propio niño sabrá evitar los factores desencadenantes de sus crisis asmáticas, sabrá qué hacer si se presenta y sabrá cómo usar su medicación de rescate cuando sea necesario.
• Visitar al médico con regularidad, según las necesidades del caso. Los especialistas recomiendan el siguiente esquema de visitas: al menos dos veces al año cuando el niño (a) es asmático; cada tres meses si el niño (a) está medicado; cada dos semanas si las crisis de asma son frecuentes
SI SE CUMPLEN ESTAS PAUTAS:
• El niño (a) podrá participar en cualquier tipo de actividad, deportiva o no, sin temor a la aparición de síntomas.
• Se evitarán visitas a los servicios de Urgencia hospitalarios.
• Se evitarán o reducirán, en gran medida, las ausencias al colegio y el consecuente absentismo laboral que provoca en los padres.
• El control de la enfermedad será mayor.
COMO PREVENIR UN ATAQUE DE ASMA:
• Si tiene mascota, báñela una vez a la semana.
• No fume en su casa ni permita que otros lo hagan. Haga de su casa “un espacio libre de humo”.
• No saque al niño (a) a la calle cuando el nivel de polen sea muy alto.
• Lave con agua caliente y una vez por semana la ropa de cama, la ropa de vestir y los muñecos de peluche.
• Lávele las manos a su hijo (a) frecuentemente.
• En invierno, cubra la boca y nariz de su hijo (a) con una bufanda.
• Conozca lo que ocasiona los ataques de asma de su hijo (a) y trate de mantenerlo (a) alejado (a) de estos factores.
• Cumpla fielmente el tratamiento prescrito por su médico.
RECUERDE:
No deje de consultarle sus dudas a su médico, él es quien mejor puede dar respuesta a todas sus preguntas sobre el asma de su hijo (a).
Los niños (as) que padecen asma van conociendo y entendiendo, poco a poco, su enfermedad. Para ayudarles en este proceso se ha creado una página web (http://www.airosocuidadeti.com) donde hay juegos interactivos e información descargable para los padres y los cuidadores que les puede servir de guía en el cuidado de estos niños (as).
Para los educadores hay cursos de formación en asma, on line. Pueden consultar en la página de GEMA (Asociación Española para el manejo del Asma). http://www.gemasma.com/
Adaptado de información contenida en http://www.airosocuidadeti.com
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