miércoles, 17 de noviembre de 2010

Asma y otoño.

Con la llegada del otoño llegan el frío y las lluvias y vuelven los catarros, los días de tos y el asma, que habíamos olvidado durante el verano.

El frío y la vuelta a la guardería, generalmente, llegan también acompañados de las infecciones. Los niños (as) con asma pueden contraer catarros o infecciones que provoquen la reaparición de la tos, la falta de aire, los pitos al respirar (sibilantes) o la dificultad para realizar ejercicio físico.

Aunque el frío no es igual en todos los lugares de España, los cambios climáticos (diferencias de humedad y temperatura) y la presencia de alérgenos (ácaros y pólenes) condicionan la aparición y/o agudización de los síntomas asmáticos, por lo que es importante estar prevenidos y así poder controlar o aminorar estas manifestaciones.

En esta época, la forma más frecuente de manifestarse la hiperreactividad bronquial en los niños es la tos que aparece cuando respiran aire frío (especialmente al salir de casa en la mañana o en la noche) o cuando hacen ejercicio o deporte. Sin embargo, pueden aparecer otros síntomas como los “pitos” al respirar o el dolor en el pecho que le impiden andar rápido o tener actividad física con normalidad. Es importante que el médico valore la intensidad de los síntomas y recomiende el tratamiento adecuado.

Como para cualquier otro niño, para los niños (as) asmáticos el ejercicio físico y un ambiente de normalidad en su entorno es imprescindible, por tanto, si en esta época de frío se hace difícil el control los síntomas, debe valorarse la posibilidad de que realicen ejercicio en espacios cubiertos o hagan natación en piscinas climatizadas. Lo importante es que hagan ejercicio, esto los ayudará a superar la enfermedad, junto con el tratamiento médico y las medidas de prevención en su entorno.

Adicionalmente, tomando en cuenta que la mayoría de los asmáticos son alérgicos, es importante estar atento a los alérgenos más frecuentes en los meses de frío y humedad: los producido por los ácaros del polvo de la casa o de los espacios cerrados y los mohos. Estos alérgenos aumentan durante el otoño favorecidos por el uso de la calefacción y los niños, al permanecer durante más tiempo en casa, se ven más expuestos a ellos. La medida más efectiva para evitar esta cadena de sucesos es el control ambiental, es decir, reducir las condiciones que benefician el aumento de población de ácaros y mohos. Para ello pueden ayudar las siguientes recomendaciones:
  • Evitar las humedades en la casa.

  • Evitar la lana y las franelas en la ropa de cama.

  • Usar el aspirador o fregar el suelo en lugar de barrer.

  • Mantener la cama y la almohada libre de alérgenos mediante fundas o materiales que impiden el crecimiento de ácaros.

  • Si tiene mascotas debe extremarse su aseo en estos meses de frío. Si el niño (a) es alérgico a los animales, en los meses de frío pasará más tiempo con ellos en casa, por lo que habrá más probabilidad de que se desencadenen los síntomas asmáticos.

Estas sugerencias pueden ser de utilidad para prevenir situaciones de riesgo, controlar mejor el asma y conseguir una mayor calidad de vida para todos los niños (as).

Recuerde:

Los niños (as) que padecen asma van conociendo y entendiendo, poco a poco, su enfermedad. Para ayudarles en este proceso se ha creado una página web (http://www.airosocuidadeti.com/) donde hay juegos interactivos e información descargable para los padres y los cuidadores que les puede servir de guía en el cuidado de estos niños (as).

Sin embargo, su médico es quien mejor puede dar respuesta a todas sus preguntas y aclarar todas sus dudas acerca del asma de su hijo (a), consúltelo.

Adaptado de: Artículo escrito por el Dr. Manuel José Pajarón Fernández. Servicio de Alergia del Hospital de Elda. (http://www.airosocuidadeti.com/).

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